¿Por qué la transversalidad habla de contenidos
valorativos y actitudinales?
El
enfoque curricular propuesto por la actual Reforma Educativa, marco en el que
se encuentran los temas transversales, destaca la importancia de los contenidos
escolares como instrumentos mediante los que cuales se va a contribuir al
desarrollo integral del alumno/a.
Sin
embargo, en ningún caso supone entender la enseñanza como actividad ligada
únicamente a la transmisión conceptual, sino que su interés reside en
establecer que los contenidos serán necesarios para facilitar en la población
estudiantil una adecuada inserción en el medio social y una interiorización de
aquellos valores sociales emergentes existentes que son necesarios para poder
manejarse de manera apropiada en todos los ámbitos, sociales, familiares,
laborales, etc.
Es
por ello que la transversalidad genera modificaciones sustanciales en el ámbito
de los contenidos educativos. Bajo tal dimensión innovadora, no se trata tan
sólo de enseñar conocimientos o de manejar habilidades específicas, sino más
bien de conseguir que las personas desarrollen capacidades con las que puedan comprender
el mundo, reflexionando en torno a situaciones conflictivas y estableciendo un
juicio moral propio y un posicionamiento concreto ante lo acontecido.
Es
por ellos que el interés deja de centrarse una y exclusivamente en la
asimilación de contenidos conceptuales transmitidos en el aula de clase, sino
que se enmarca en la importancia actitudinal y valorativa, a la que los ejes
transversales reservan un destacado lugar. Asumir esto significa, no solamente
centrarse en los conocimientos técnicos o saberes científicos sino más bien en
cambios de actitud y comportamiento de los individuos para llevarlos a mejorar
su calidad de vida. Esto es de suma importancia porque en base a esto se
desarrollaran conductas analíticas, críticas y reflexivas ante diferentes
situaciones.
“(…) No es suficiente con
que el alumno conozca. Se requiere que, además, se mueva a la reflexión y a la
acción, porque el sujeto humano no es sólo cabeza, sino también corazón, manos y pies” (RODRÍGUEZ ROJO, M.
1995: 18).
Si
seguimos determinando el papel de la transversalildad nos damos cuenta que otorgar
una ampliación en el contenido, que, no sólo habrá de referirse a aspectos
cognitivos o intelectuales, sino también valorativos y actitudinales, que
impulsaran un conocimiento fundamentado en la comprensión, con posibilidad de comprometerse en la transformación de la
realidad.
Desde
este punto de vista, el interés reside en dotar al individuo de capacidades
mediante las que pueda modificar
situaciones de conflicto detectadas en el seno de la sociedad.
En
síntesis, los temas transversales, como novedosas propuestas educativas,
pretenden traspasar la frontera de lo meramente cognitivo e intelectual, para
identificar, en los contenidos actitudinales, ejes centrales de planteamientos
emprendidos en materia de enseñanza.
Ahora
bien, aún a pesar de reconocer la importancia de estos últimos, supongo que en
ningún caso pretenden eliminarse los conceptos, hechos y procedimientos, puesto
que, en realidad, constituyen la herramienta intelectual que todo ser humano
debe poseer.
En
cualquier caso, debemos ser conscientes de la importante modificación generada
en los contextos escolares, que, además de pasar a ser verdaderos ámbitos de
promoción de actitudes y valores, asumen el cometido de propiciar un desarrollo
ético y moral en el alumnado.
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